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No sé si a ustedes también les ocurre, pero cada vez conozco más casos cercanos de personas que llevan mucho tiempo, demasiado, a la espera de una consulta médica con el especialista o de una intervención quirúrgica. Que si las revisiones ginecológicas en el sistema público llevan mucho retraso, que si han tardado más de año y medio en operarme…

Esta percepción, totalmente subjetiva, se ve refrendada cuando se analizan los últimos datos del Servicio Navarro de Salud. El pasado julio fueron 55.964 las personas que estaban esperando una consulta médica en Navarra, 3.078 personas más que el mes anterior y 17.908 personas más que en 2019 (un incremento del 47%), fecha en la que tomó posesión el actual Gobierno. A nadie se le escapa que la COVID tensionó al límite los sistemas sanitarios, eso es un hecho, pero hace más de dos años del estallido de la pandemia y no debiera usarse como justificación de los graves retrasos que se siguen produciendo.

Además, a lo largo de este verano ha resultado habitual leer en diversos medios de comunicación los problemas que diferentes poblaciones han tenido a la hora de cubrir la atención sanitaria. La principal dificultad: la ausencia de sanitarios, a lo que se han sumado las habituales vacaciones y bajas imprevistas. El resultado ha sido que varias consultas médicas han estado cerradas durante días.

La situación contrasta con la inversión que el Gobierno de Navarra realiza en la sanidad pública. Salud es el departamento de mayor gasto dentro de los Presupuestos Generales de Navarra en cada uno de los años. En 2022, alcanza el 26,5% del gasto total no financiero, lo que equivale a 1.260 millones de euros.

Como se supo hace pocos meses, según un informe del propio Gobierno, en 2020 el departamento de salud se vio obligado a recurrir a complementos de productividad de médicos. O lo que es lo mismo, tuvo que pagar horas extra para que la atención sanitaria fuera correcta. Se pagaron casi 66 millones de euros en retribuciones variables -también llamadas peonadas-, un 30% más que el año precedente y un 58% más que en 2015. El importe medio de las retribuciones variables percibido en 2020 por cada uno de los 11.525 perceptores fue de 5.712,57€, aunque 6 profesionales superaron los 100.000€ y uno de ellos llegó a cobrar 173.662,70€, el importe máximo recibido por retribución variable en ese año.

Como defienden muchos profesionales del ramo, la productividad variable debiera ser excepcional y no tendría que realizarse un uso perverso de la misma por parte de la Administración. O lo que es lo mismo: mejorando las retribuciones fijas se evitaría, en parte, que pudieran llevarse a cabo abusos con las productividades.

Como decía, no parece que el gran gasto del departamento, “peonadas” de por medio, esté repercutiendo en un mejor servicio. El Servicio Navarro de Salud, aquejado desde ya antes de la COVID de unas listas de espera importantes, no levanta cabeza. La comparativa por CCAA muestra que la Comunidad foral era, a diciembre de 2021, la segunda región con mayor número de pacientes en lista de espera por cada 1.000 habitantes para primera consulta con el especialista, solo superada por Andalucía. Además, el tiempo medio de espera alcanzó los 109 días, el tercero más alto de todas las CCAA.

Los propios facultativos denunciaban antes de verano a través de una encuesta publicada por el Sindicato Médico de Navarra (SMN) que las condiciones laborales de los médicos han empeorado notablemente en los últimos años y ponían el foco en el principal problema: la falta de médicos y la sobrecarga que sufren los que están en activo y la consiguiente necesidad de cubrir plazas. Creo que un buen indicador de la situación sanitaria es la evolución de los seguros de salud privados. Aunque en la actualidad en Navarra es donde menos penetración de seguros privados hay, tanto el número de asegurados como el volumen de primas siguen en aumento en Navarra desde hace años, hasta alcanzar en 2021 (último año del que se dispone de cifras) los 67.334 asegurados y un volumen de primas de 59 millones de euros, lo que supone un incremento del 68% y del 103% respectivamente, y coloca a Navarra como la segunda región con mayores aumentos. Esto son señales de alarma a las que debiera otorgárseles la importancia que merecen.

Por último, incidir en un aspecto clave: si el 70 % del gasto sanitario lo producen las enfermedades crónicas no se entiende cómo los diferentes planes se quedan en eso, planes sin una actualización necesaria. Es básico desarrollar acciones interdisciplinares en los diferentes niveles de la prevención. Recordar que estamos en la década del envejecimiento saludable auspiciada por la OMS: ¿alguien ha asumido de verdad este reto que comienza en edades tempranas? Yo solo he visto declaraciones de intenciones. Es un aspecto esencial para cualquier gobierno y Navarra tiene todos los elementos para realizarlo. Países como Canadá o Noruega están consiguiendo buenos resultados en términos de calidad de vida. Por el bien de la sanidad pública Navarra, que es la de todos.

Institución Futuro
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