Expansión, 14 de julio de 2007
Julio Pomés, Director de Institución Futuro
Otro mundo es posible es el título del tradicional curso sobre el liberalismo que organiza el grupo editor de Expansión (Unidad Editorial) dentro de los Cursos de Verano de la Universidad Complutense en el Escorial, bajo el mecenazgo de Endesa y Telefónica. Hoy les quiero hablar de la experiencia de participar en un curso en el que la libertad constituye la razón última de todas las intervenciones.
El motivo esencial por el que bastantes acudiremos de nuevo el próximo lunes es la necesidad de recuperar la esperanza en nuestro propio país, activar la libertad y renovar nuestra concepción liberal. No les oculto que el ánimo de este artículo es persuadirles a que se animen a compartir unas sesiones sugerentes de las que saldrá con su libertad enriquecida.
Vivimos tiempos en los que la genuina libertad ha sido sustituida por un sucedáneo hipócrita: la consideración de que el mejor modo de ser libre implica estar en sintonía con los mensajes políticamente correctos que nos envían nuestros gobernantes. Lo que nos gustaría a todos es que nos permitiesen algo más que elegir la dictadura partitocrática que nos gobierne. Lo que aborrecemos los españoles es que el Gobierno se apropie del Estado y que éste se entrometa demasiado en nuestras vidas.
El ejemplo más sangrante donde se aprecia el dirigismo gubernamental es el de la educación. Los mensajes socialistas se refieren a la prohibición del fracaso escolar y a que la igualdad de resultados es lo correcto. Con estos objetivos no se propicia el desarrollo de las potencialidades de los estudiantes y se desperdicia que el mérito sea el gran estímulo para el desarrollo intelectual. Lo peor que ha demostrado la evaluación internacional PISA no es la pobre posición de España en el ranking, sino la poca dispersión de los resultados: los alumnos españoles evaluados son muy parecidos.
Imponer el igualitarismo académico va contra la libertad, pues ésta requiere el fomento de la diversidad. El pluralismo intelectual favorece que nuestros niños tengan una mente creativa e innovadora y que se refuercen sus cualidades distintivas. Además la uniformidad de resultados en la escuela reprime la aparición de genios y posibilita la demagogia de quien gobierne. Lo conveniente para la sociedad es que el Estado no se apropie de la Educación y que abandone la escuela única. Lo mejor para cada niño es que sus padres reciban un cheque escolar que les permita elegir no solo el centro, sino también el sistema educativo entre los de la Unión Europea. Lo que el Estado debiera reservarse es la aplicación de una evaluación de calidad que asegurase que el alumno alcanza los estándares europeos.
Los políticos saben que favorecer la libertad trae problemas, mientras que conceder fruslerías genera clientelismo. La populista medida de regalar 2.500 euros a cada madre que tenga un niño es un buen ejemplo. Este galardón, aunque no resuelve nuestra baja natalidad, hará creer a mucha buena gente que Zapatero se preocupa por la familia. Conviene recordar que esta institución ha sido pisoteada con leyes tan antinaturales como la que permite la adopción por parejas de homosexuales. Lo que España necesita no es un parche, sino posibilitar la libertad para tener hijos. Por ejemplo, favorecer el retorno al trabajo de la mujer que lo ha dejado unos años para atender a sus niños, más y mejores guarderías, medidas que propicien el contrato a media jornada de madres con hijos pequeños y un tratamiento fiscal que no penalice a las familias numerosas.
Sirvan estas dos reflexiones sobre la educación y la natalidad para tomar conciencia de la pobre libertad que tenemos. Le aseguro que la singular tormenta de ideas en torno a la libertad que representa este Curso de Verano estimulará su capacidad crítica y tomará conciencia de que usted, como parte de la sociedad civil, tiene el derecho y el deber de discrepar del pensamiento único oficial con que subliminalmente nos homogeneizan. Por si se anima a vivir unos días el fascinante universo liberal, le indico la web: http://www.ucm.es/info/cv/ Todos ustedes están invitados a inscribirse o a acudir a alguna conferencia.
Vivimos tiempos en los que la genuina libertad ha sido sustituida por un sucedáneo hipócrita: la consideración de que el mejor modo de ser libre implica estar en sintonía con los mensajes políticamente correctos que nos envían nuestros gobernantes. Lo que nos gustaría a todos es que nos permitiesen algo más que elegir la dictadura partitocrática que nos gobierne. Lo que aborrecemos los españoles es que el Gobierno se apropie del Estado y que éste se entrometa demasiado en nuestras vidas.
El ejemplo más sangrante donde se aprecia el dirigismo gubernamental es el de la educación. Los mensajes socialistas se refieren a la prohibición del fracaso escolar y a que la igualdad de resultados es lo correcto. Con estos objetivos no se propicia el desarrollo de las potencialidades de los estudiantes y se desperdicia que el mérito sea el gran estímulo para el desarrollo intelectual. Lo peor que ha demostrado la evaluación internacional PISA no es la pobre posición de España en el ranking, sino la poca dispersión de los resultados: los alumnos españoles evaluados son muy parecidos.
Imponer el igualitarismo académico va contra la libertad, pues ésta requiere el fomento de la diversidad. El pluralismo intelectual favorece que nuestros niños tengan una mente creativa e innovadora y que se refuercen sus cualidades distintivas. Además la uniformidad de resultados en la escuela reprime la aparición de genios y posibilita la demagogia de quien gobierne. Lo conveniente para la sociedad es que el Estado no se apropie de la Educación y que abandone la escuela única. Lo mejor para cada niño es que sus padres reciban un cheque escolar que les permita elegir no solo el centro, sino también el sistema educativo entre los de la Unión Europea. Lo que el Estado debiera reservarse es la aplicación de una evaluación de calidad que asegurase que el alumno alcanza los estándares europeos.
Los políticos saben que favorecer la libertad trae problemas, mientras que conceder fruslerías genera clientelismo. La populista medida de regalar 2.500 euros a cada madre que tenga un niño es un buen ejemplo. Este galardón, aunque no resuelve nuestra baja natalidad, hará creer a mucha buena gente que Zapatero se preocupa por la familia. Conviene recordar que esta institución ha sido pisoteada con leyes tan antinaturales como la que permite la adopción por parejas de homosexuales. Lo que España necesita no es un parche, sino posibilitar la libertad para tener hijos. Por ejemplo, favorecer el retorno al trabajo de la mujer que lo ha dejado unos años para atender a sus niños, más y mejores guarderías, medidas que propicien el contrato a media jornada de madres con hijos pequeños y un tratamiento fiscal que no penalice a las familias numerosas.
Sirvan estas dos reflexiones sobre la educación y la natalidad para tomar conciencia de la pobre libertad que tenemos. Le aseguro que la singular tormenta de ideas en torno a la libertad que representa este Curso de Verano estimulará su capacidad crítica y tomará conciencia de que usted, como parte de la sociedad civil, tiene el derecho y el deber de discrepar del pensamiento único oficial con que subliminalmente nos homogeneizan. Por si se anima a vivir unos días el fascinante universo liberal, le indico la web: http://www.ucm.es/info/cv/ Todos ustedes están invitados a inscribirse o a acudir a alguna conferencia.