Diario de Navarra, 22 de mayo de 2007
Cristina Berechet, investigadora del Centro para la Competitividad de Navarra
Navarra se encuentra entre las comunidades autónomas más desarrolladas de España, con un nivel de renta per cápita superior a la media española y también a la europea. La Comunidad foral pertenece al 16% de las regiones más ricas de la Unión Europea. Pese a ello, esta cifra esconde ciertas debilidades que pueden poner en peligro el futuro de su prosperidad: el problema de la productividad es el más importante.
Ésta es la principal conclusión que se extrae del estudio Innovación y Productividad en la Economía de Navarra: Posicionamiento frente a las Regiones Europeas más Avanzadas, realizado por el recién creado Centro para la Competitividad de Navarra (CCN). Tras el diagnóstico, en el estudio nos hemos hecho dos preguntas: cuáles son las causas de la evolución tan modesta de la productividad de los factores y qué se debe hacer para cambiar esta situación. En estas líneas planteamos algunas ideas que podrían corregir este hecho.De todos los factores que promueven la productividad, la innovación es seguramente la pieza fundamental. En el informe la abordamos desde dos puntos de vista: desde el análisis del entorno de innovación en el que se desenvuelven las empresas navarras y desde la innovación que las propias empresas realizan. En el informe la abordamos desde dos puntos de vista: desde el análisis del entorno de innovación en el que se desenvuelven las empresas navarras y desde la innovación que las propias empresas realizan.

El sistema de innovación ha evolucionado favorablemente en los últimos años, hecho reflejado sobre todo en la mejora de algunos indicadores. Por ejemplo, nuestra región cuenta con dos universidades y doce centros tecnológicos, dos de ellos de reciente creación en sectores de alta tecnología como las energías renovables y la biomedicina. Desde las instituciones de investigación se valora de forma positiva su relación con las empresas, pero se reconoce que queda mucho por hacer para fomentar la cultura innovadora en las empresas, especialmente en las más pequeñas donde es todavía insuficiente. También hay que valorar de forma positiva la preocupación del Gobierno foral por fomentar la innovación tecnológica en las empresas mediante políticas como los planes tecnológicos. El gasto en I+D sobre el PIB también ha tenido una evolución muy positiva, al pasar del 1,03% en 2002 al 1,67% en 2005. Sin embargo, a pesar del buen nivel de los recursos destinados a la innovación, los resultados se hacen esperar. Con 76,69 patentes por millón de habitantes, Navarra sigue estando muy lejos de regiones más desarrolladas como Stuttgart que, además de invertir más en investigación y desarrollo, es más capaz de trasformar el conocimiento científico en conocimiento comercializable, con 736,22 patentes por millón de habitantes.

Por otro lado, hay que considerar que es en las empresas donde se genera la innovación. Por ello creemos necesario integrar la cultura de la innovación en nuestras empresas como fuente de mejora de su productividad y competitividad. Además, hay que recordar que la innovación debe ser entendida en sentido amplio y no exclusivamente como la incorporación de nuevas tecnologías, que también son necesarias. Cuestiones como el diseño de productos y de los procesos productivos, junto con la innovación organizativa y el diseño de políticas de gestión de los recursos humanos avanzadas, son herramientas necesarias para mejorar la eficiencia, la calidad y la flexibilidad de las empresas navarras. Sin embargo, el 60% de las empresas forales mantiene sus niveles y estructuras jerárquicas y tan sólo un 4% se encuentra comprometido en procesos de modificación sustancial de sus estructuras de gestión. No es tarea sencilla, pero para conseguir mejoras de productividad, será necesario no sólo seguir trabajando en la innovación tecnológica, sino que también habrá que introducir mejoras importantes en las otras innovaciones.

Institución Futuro
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