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Ojear hoy las páginas del Diario le deja a uno cierta sensación de resignación. Como cuando se vuelve a aquella habitación de hotel antaño lujoso y ahora venido a menos. Está pasando en esta tierra. Por acción (más bien falta de ella), desidia o conformismo, Navarra se queda atrás en infraestructuras. Miren el TAV. Bueno, imaginen, porque a ese ni se le ve ni se le espera. 30 años después de que el Estado lo proyectara aquí no ha llegado ni el 10% de la obra. Oye, como el tango de Gardel, “que 30 años no es nada”, En otros tantos igual el tren llega a la estación. Eso sí, tenemos un nuevo cercanías a Zaragoza que ríete del AVE. Rápido no es. Cómodo, tampoco. Pero caben muchos navarricos de pie. Yesa, otro tanto. ¿Que las obras para recrecer el pantano llevan paradas desde el verano y no hay fecha para reactivarlas? Bah, ni que la política hidráulica fuera importante. Que pregunten a Cataluña. Menos mal que tenemos autopista a Madrid y decenas de vuelos diarios. ¿O no?

 

 

 

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