Diario de Navarra, 6 de septiembre de 2008
Javier Troyas, José Antonio Sarría, José León Taberna, Juan Carlos Franquet, Juan Félix Huarte, Javier Ibilcieta y Julio Pomés, miembros de Institución Futuro
Navarra ha sido pionera en establecer un plan para afrontar la crisis económica agravada por las políticas de Zapatero. Antes de que Moncloa propusiera sus populistas y contraproducentes disposiciones (asegurar el gasto social en lugar de promover el empleo),el Gobierno foral, previendo una menor recaudación, presentó los imprescindibles recortes en el presupuesto.
El conjunto de medidas, aunque acertadas, resultan insuficientes, ya que en el mejor de los casos tan sólo mantendrán el actual statu quo. Hoy, en nuestro globalizado y competitivo mundo, se necesitan políticas más audaces. De otro modo, nos instalaremos en una autocomplaciente decadencia. Navarra puede y debe aprovecharlas oportunidades que ofrece la crisis para innovar su sistema económico. Aunque nuestra comunidad corra el riesgo que exige todo avance, debe aspirar a ser una referencia mundial.
¿Cuál es el problema para adoptarlas medidas que han hecho progresar a otros países? La dificultad estriba en que el Ejecutivo foral no querrá inmolarse en reformas que tengan contestación ciudadana o incomoden a los socialistas. Sus consecuencias serían perder el gobierno ahora y las próximas elecciones después. El dilema es intentar seguir siendo una de las mejores regiones dentro de un país mediocre, que además tiene mal pronóstico económico, o innovar la economía, tal como exigen los nuevos tiempos, con el peligro de perder el poder.
Merece la pena atreverse. La lección que ha dado Angela Merkel es oportuna. La canciller no ocultó la difícil situación, sino que explicó en televisión cómo vencerla y solicitó la colaboración ciudadana. La respuesta de los alemanes ha sido excelente y esa nación, aunque sigue con problemas, está mejor por la responsable actuación de Merkel, quien además ha potenciado su liderazgo.
Aquí, el presidente del Ejecutivo foral debería emular a la canciller y explicar a todos los navarros las razones que mueven a un programa innovador que, aunque a corto plazo puede exigir sacrificios, a largo puede proporcionarnos una prosperidad estable, porque dependerá de las personas y no de los gobiernos. Si bien Navarra está condicionada en buena parte por la marcha de la economía nacional, tiene unas competencias que nos otorgan el suficiente margen de maniobra para anticiparnos a unos cambios que serán obligatorios en unos años, pero que asumirlos ahora puede darnos una gran ventaja.La sentencia europea sobre la fiscalidad de las Azores es un precedente que nuestra región debe aprovechar para desmarcarse de las obsoletas políticas de Moncloa.
La Comunidad de Madrid es la que mejor está innovando su economía. Navarra podría ir mucho más lejos en la misma línea. Además, dado nuestro pequeño tamaño, podría establecer las reformas con menor burocracia y mayor rapidez, mirando siempre a lo mejor del mundo y no a países tan escleróticos como Francia. Lo que hace falta es convencer al resto de fuerzas políticas y luego a los ciudadanos de un modo mancomunado, dejando a un lado mezquinos protagonismos partidistas. ¿Serán capaces las tres grandes formaciones de superar las inmovilistas políticas regionalistas, las conservadoras posturas de izquierdas (el sector público es el problema, no la solución)y moderar el hecho diferencial nacionalista para que la economía tenga prioridad en estos momentos difíciles?
Es indudable que si se nos dan razones poderosas, los navarros aceptaremos el desafío. Al menos, nuestra institución elaborará propuestas concretas basadas en los principios generales aquí expuestos. Los actuales momentos recuerdan a aquellos que vivió EEUU, cuando Kennedy dinamizó al pueblo norteamericano diciéndole: No preguntes lo que puede hacer América por ti, sino lo que tú puedes hacer por América.
¿Cuál es el problema para adoptarlas medidas que han hecho progresar a otros países? La dificultad estriba en que el Ejecutivo foral no querrá inmolarse en reformas que tengan contestación ciudadana o incomoden a los socialistas. Sus consecuencias serían perder el gobierno ahora y las próximas elecciones después. El dilema es intentar seguir siendo una de las mejores regiones dentro de un país mediocre, que además tiene mal pronóstico económico, o innovar la economía, tal como exigen los nuevos tiempos, con el peligro de perder el poder.
Merece la pena atreverse. La lección que ha dado Angela Merkel es oportuna. La canciller no ocultó la difícil situación, sino que explicó en televisión cómo vencerla y solicitó la colaboración ciudadana. La respuesta de los alemanes ha sido excelente y esa nación, aunque sigue con problemas, está mejor por la responsable actuación de Merkel, quien además ha potenciado su liderazgo.
Aquí, el presidente del Ejecutivo foral debería emular a la canciller y explicar a todos los navarros las razones que mueven a un programa innovador que, aunque a corto plazo puede exigir sacrificios, a largo puede proporcionarnos una prosperidad estable, porque dependerá de las personas y no de los gobiernos. Si bien Navarra está condicionada en buena parte por la marcha de la economía nacional, tiene unas competencias que nos otorgan el suficiente margen de maniobra para anticiparnos a unos cambios que serán obligatorios en unos años, pero que asumirlos ahora puede darnos una gran ventaja.La sentencia europea sobre la fiscalidad de las Azores es un precedente que nuestra región debe aprovechar para desmarcarse de las obsoletas políticas de Moncloa.
La Comunidad de Madrid es la que mejor está innovando su economía. Navarra podría ir mucho más lejos en la misma línea. Además, dado nuestro pequeño tamaño, podría establecer las reformas con menor burocracia y mayor rapidez, mirando siempre a lo mejor del mundo y no a países tan escleróticos como Francia. Lo que hace falta es convencer al resto de fuerzas políticas y luego a los ciudadanos de un modo mancomunado, dejando a un lado mezquinos protagonismos partidistas. ¿Serán capaces las tres grandes formaciones de superar las inmovilistas políticas regionalistas, las conservadoras posturas de izquierdas (el sector público es el problema, no la solución)y moderar el hecho diferencial nacionalista para que la economía tenga prioridad en estos momentos difíciles?
Es indudable que si se nos dan razones poderosas, los navarros aceptaremos el desafío. Al menos, nuestra institución elaborará propuestas concretas basadas en los principios generales aquí expuestos. Los actuales momentos recuerdan a aquellos que vivió EEUU, cuando Kennedy dinamizó al pueblo norteamericano diciéndole: No preguntes lo que puede hacer América por ti, sino lo que tú puedes hacer por América.