Tal y como define el último informe del Consejo General de Economistas “Informe de la competitividad regional en España 2017”, la competitividad se entiende como “la capacidad de proporcionar un entorno favorable a las empresas, ya sea a través de factores propios del territorio o bien mediante la consecución o ampliación de otros, tangibles o intangibles, que refuercen y consoliden su base competitiva, teniendo como objetivo último la mejora del bienestar de su población”.
Con este concepto en mente, merece la pena analizar los datos del citado informe. En 2017 Madrid, País Vasco y Navarra son las CCAA más competitivas, integrando así el grupo de competitividad alta. En el otro extremo, Extremadura, Andalucía, Canarias, Castilla-La Mancha y Baleares, que obtienen los menores valores del ICREG.
En conjunto, la competitividad estructural de las 17 CCAA aumentó un 4,3% en 2017 respecto a 2016. Pero como es lógico, existen diferencias regionales. El ICREG subió en todas las CCAA menos en Baleares y, tal y como indica el informe del Consejo General de Economistas, Cataluña y Navarra son las dos CCAA con menor crecimiento de la competitividad. Extremadura y Canarias son las que más crecen.
El cálculo del ICREG se realiza a través de 53 indicadores ordenados en 7 pilares diferentes, como puede verse en la siguiente tabla.
Según este criterio, el pilar de infraestructuras básicas en Navarra es el que peor resultado obtiene de los siete analizados. Además, la Comunidad Foral es una de las CCAA que obtiene una caída en un mayor número de ejes (en 3 de 7) respecto al año anterior: eficiencia empresarial, innovación y capital humano.
Ante estos datos, resulta innegable que Navarra parte de una posición privilegiada -tercer puesto a nivel nacional-, pero no puede obviarse el deterioro paulatino de su competitividad. A este hecho se suma la clara mejora de la competitividad del segundo clasificado, el País Vasco.