Invitados el jueves a un almuerzo coloquio por Foro Europeo Campus Empresarial y Diario de Navarra, en un debate moderado por Miguel Ángel Riezu, subdirector de Diario de Navarra, los diez contertulios asistentes evidenciaron que, ante el futuro económico de Navarra, Volkswagen ocupa el primer lugar en la jerarquía de preocupaciones.
Tras un conflicto laboral «enquistado» a juicio de Armendáriz, cuya estrategia hoy día se reduce a un «me quedo quieto a la espera que se canse el contrario, el problema es que no se cansa nadie», agregó el consejero desvelando un presente de enrocamiento de posturas, con Alemania elaborando el plan de reasignación de la producción de Navarra en otras factorías y un futuro que, a su juicio, sumará cinco damnificados: UGT, CC.OO, la dirección de la empresa, Navarra y su gobierno, cuando, por las condiciones de la planta navarra, desde su punto de vista, ahora «la factoría de Landaben podía pelear por quedarse con la producción exclusiva de 300.000 coches».
«Errores por todas partes»
«Perdida una bala importante con la no aceptación del arbitraje laboral propuesto por Gobierno de Navarra» , en un caso diferente al de la Montañesa, que no admite un laudo de obligado cumplimiento, Armendáriz transmitió su desencanto por la dinámica de distanciamiento abierta en la empresa y en especial por la actitud sindical «con errores por todas las partes, incluida la parte empresarial, de estrategia y gestión de los tiempos» con posturas muy difíciles de acercar, reconoció, y con el problema añadido de conseguir limar en el futuro distanciamientos personales.
Sin fineza negociadora
Miguel Canalejo, presidente de Nazca Capital, desde su pasada experiencia al frente de Alcatel y en procesos negociadores de mayor magnitud, desterró el tópico de «mentalidad maquiavélica de las multinacionales» recordando que, ante las condiciones que demandan las multinacionales en forma de un clima de seguridad, eficacia y producción, «el único escenario que no pueden permitirse es el de la incertidumbre sobre la fabricación de un modelo», subrayando que «la obligación de una multinacional es que estos casos no ocurran». ¿Cómo se les puede escapar un proceso que pone en peligro la empresa? se preguntó Canalejo. Después de negociar varios convenios que afectaban a mayor número de trabajadores que en Landaben «la experiencia indica que nunca puedes llegar a situaciones como ésta de enfermedad grave». Sorprendido porque en Navarra el estilo negociador de los sindicatos se aleja del profesionalismo que despliegan los líderes sindicales en Madrid, «como dicen los italianos, falta fineza en cómo llevar una negociación con éxito porque en este caso, por lo que estamos viendo, todos van a salir perdiendo», opinó.
Ausencia de realismo
En un diagnóstico sobre la crisis en la automoción en Navarra, Javier Díaz, vicepresidente de la Confederación de Empresarios de Navarra, se preguntó si en un conflicto en el que, desde su perspectiva, aparentemente se puede hacer ya poco y en el que pierde todo el mundo, el conflicto de Volkswagen importa a las direcciones sindicales en Madrid. Por su parte el estellés Enrique Centelles, presidente del Grupo GED, coincidió con la percepción mayoritaria de los asistentes al destacar «la falta de realismo» en las partes en conflicto ante el nuevo escenario de una economía sin fronteras y globalizada en la que se invierte donde los costes de producción son más favorables.
Que el conflicto de Volkswagen pueda contemplarse también bajo una lectura política fue una posibilidad que no descartaron Julio Ariza y Javier Troyas preguntándose si vienen órdenes desde fuera de Navarra tendentes a propiciar un cambio de gobierno.
Comprar tiempo
Conectando con la opinión de la mayor parte de los asistentes, Juan Odériz, director general del Grupo Corporativo Empresarial Caja Navarra, se refirió a la falta de reacción social ante la verdadera dimensión de la situación de Volkswagen con posturas tan bloqueadas. «Esto no es responsabilidad del Gobierno» advirtió, recordando que «la solución está en la propia compañía».
«¿Dónde está la democracia? ¿Dónde está el referéndum en la planta?, ¿Dónde está el sentido común?, se preguntó Troyas. Desde otro punto de vista, para el vicepresidente de la Confederación de Empresarios de Navarra, «otras ciudades se creen la política de deslocalización de las multinacionales», explicó Javier Díaz. En este sentido, teniendo presente el escenario de Zaragoza con una garantía de permanencia de Opel por espacio de ocho años, Díaz abogó por la necesidad de comprar tiempo para construir las diferentes alternativas que puedan sustituir la marcha de Volkswagen ya que una precipitada salida de la compañía alemana a dos años vista no permitiría disponer de suficiente margen de maniobra para establecer un marco que reduzca y alivie el impacto de su desaparición.
Aunque apartándose del clima de pesimismo general, Armendáriz reconoció que si en el 2008 no está Volkswagen en Navarra se verían afectados 23.000 puestos de trabajo en todo lo que comprende el sector de la automoción.