
Tras la formación del nuevo gobierno de Zapatero, se han escuchado muchas voces críticas contra la paridad del ejecutivo, el recién creado ministerio de igualdad… Sin embargo, el presiden te del Consejo General de Colegios Economistas de España, Valentí Pich, escribía en “Expansión” sobre un asunto también relacionado con la Administración pero bastante más profundo: sobre la mejora de su eficiencia. Su argumentación no es difícil de seguir: dado que el sector público tiene tanto peso en nuestra economía (en 2006, el total de los gastos de las administraciones públicas supusieron el 48,6% del PIB español), y dada también la responsabilidad de las administraciones públicas en la productividad de nuestra economía, parece claro que deben eliminarse sus ineficiencias. De lo contrario, afirma Pich, “en el sector público permanecerán algunas prácticas y se derivarán determinadas consecuencias que seguirán lastrando una parte importante de nuestra productividad y competitividad, convirtiendo el diferencial con otros países europeos en un mal crónico”.
En esa misma línea escribía en “La Razón” hace pocos días Juan Iranzo, director del Instituto de Estudios Económicos , economista que impartió recientemente una conferencia en Institución Futuro. En su opinión, se debería replantear el papel del Estado en la economía para reformar la Administración y, de este modo, posibilitar la reducción de los recursos empleados. Asimismo, Iranzo abogaba por no descuidar el control riguroso del gasto público. El debate sobre lo que debería producir y financiar el sector público viene de largo, pero aunque se ha comprobado en numerosas ocasiones que no por aumentar el gasto público en determinados servicios se consiguen mejores resultados, aún hay quienes defienden el exceso regulatorio, que a menudo deriva en intervencionismo estatal. ¿Qué postura tomará Zapatero?