En un contexto social y económico afectado por profundos cambios estructurales, esta cultura emergente basada en la colaboración implica la transición del “dominio del individuo” hacia “la convicción de lo colectivo”. Son muchas las experiencias que están surgiendo en el mundo cuyo factor común es la colaboración. Tanto en el ámbito personal (consumo colaborativo), como en el organizacional (intersección de negocios), o en el social (ciudadanos activistas), se evidencia el poder de la “multiplicación” de los activos que conviven en el sistema.
Diez ideas que están moviendo el mundo
Alfons Cornella inició la sesión introduciendo el concepto “co-innovación”, que consiste en la búsqueda de talento e interacciones fuera de la propia organización, una estrategia ampliamente aceptada hoy en día. “El futuro es un producto fruto de la intersección de conocimientos y/o empresas muy distintas”, ha señalado Cornella, quien ha ilustrado esta tendencia con el encuentro de Skoda e Imaginarium para el diseño de interiores de vehículos familiares, ente otros muchos que se están produciendo. Internet y las herramientas digitales de que disponemos en la actualidad facilitan que estas interacciones sean una realidad.
Seguidamente, Antonella Broglia presentó el libro del semestre, “The penguin and the Leviathan”, de Yochai Benkler, una obra que refleja a través de numerosos ejemplos a lo largo de la historia cómo la cooperación humana supera a su secular versión más “egoísta”. El hombre es colaborativo y se embarca en acciones colectivas. La cuestión es cómo se construye un entorno colaborativo que funcione. Las claves, según Broglia, se basan en la motivación intrínseca, la capacidad de comunicar para resolver los conflictos, el sentimiento de solidaridad y el posibilidad de interactuar cara a cara.
Colaborar es un proceso que requiere entrenamiento, y de eso trata la tercera idea expuesta. La razón principal para innovar es la complejidad del mundo, “complejidad que requiere de la colaboración construida sobre la confianza que deriva de la generosidad”. Y para lograr una colaboración exitosa se necesitan mecanismos que permitan la interacción entre los agentes: un proceso que controle la complejidad; herramientas digitales y metodologías de trabajo, como el scrum, originado en el desarrollo de software y que se basa en la iteración, o el appreciative inquiry, que desde el campo de la psicología propone un enfoque orientado a activos (hay que preguntarse primero ¿Qué sabemos hacer bien? en lugar de ¿cuál es el problema?).
Otra idea emergente que está adquiriendo una amplia aceptación es el co-consumo, que propugna nuevos modelos de consumo, resultado de una “visión más crítica y frugal y concienciada con los recursos disponibles en el planeta”. Son muchos los ejemplos que ilustran esta tendencia en la que los consumidores se organizan para intercambiar, prestar, alquilar o vender productos. Un ejemplo de ello es la Transition Network, una plataforma que facilita la organización de las comunidades para el intercambio de tareas.
Co-espacio/tiempo se refiere a aquellos lugares comunes de trabajo que conllevan la aparición de nuevos hábitos de trabajo, nuevas estructuras de costes, nuevos servicios, pero, sobre todo, la emergencia de situaciones para las “conexiones improbables”. En este ecosistema son importantes las figuras que “energizan la colaboración”. Esta tendencia abre nuevas oportunidades de negocio en lo que se refiere al diseño de interiores y mobiliario. Es el “open plan space” o diseño flexible y abierto frente a lo que Cornella define como “la tiranía del cubículo”.
La colaboración entre las corporaciones y las organizaciones sin ánimo de lucro son otra de las ideas abordadas en la jornada, que se explica en la medida en que ambas se necesitan en el cumplimiento de sus objetivos organizacionales. Lograr beneficios unas; cumplir una labor social las otras. Esta colaboración consiste en el gran alcance, experiencia en logística, operaciones, y financiación de las corporaciones y, del lado de las ONG, los bajos costes, conexiones sociales y conocimiento profundo de esos potenciales consumidores.
Otro fenómeno creciente es la co-creación mediante el cual el consumidor – gracias a la existencia de herramientas digitales- participa en el proceso creativo de un producto, sugiere mejoras e incluso decide qué bien se tiene que producir. Un ejemplo representativo es el de LEGO, que fabrica un producto a propuesta de un cliente si este consigue el apoyo de 1.000 personas. La digitalización de a manufactura es una realidad.
En este contexto, emerge la figura del líder colaborativo, aquel que sabe conectar personas e ideas (es un conector por naturaleza); crea modelos de comportamiento colaborativo; gestiona talentos diversos, culturas, edades, sabe usar el talento periférico; y, por último, posee la habilidad de poner coto a los debates infructuosos.