El sector industrial es un auténtico tesoro. Navarra es la CCAA española más industrializada, con un 30% de su PIB y más de 72.000 empleos de calidad. Empresas exportadoras, con elevada productividad y una importante inversión en I+D+i es el denominador común de casi todas ellas.
El objetivo de las siete entidades que hace pocas semanas consensuamos y firmamos el manifiesto empresarial “Prioridades para la industria navarra” era precisamente el de reforzar nuestra industria, incrementar su peso sobre el PIB y generar un entorno que facilite la inversión, la competitividad, el crecimiento empresarial y la creación de empleo. Los empresarios nos estamos dando de bruces día a día con la realidad de nuestros negocios y, por tanto, las medidas propuestas no son fruto de la improvisación ni de una idea trasnochada de la realidad, sino de un conocimiento profundo del sector y sus necesidades que se han identificado en cuatro grandes áreas que seguro no les suenan a nuevas.
La primera se refiere a las infraestructuras. Somos de las pocas regiones que aún no contamos con el tren de alta velocidad ni tenemos una fecha concreta de llegada. El TAV nos permitirá, a las empresas y a toda la sociedad, una conexión rápida y eficiente con Madrid, con las principales ciudades españoles y será un canal de salida hacia Europa. Asimismo, acelerar la conexión por carretera con la capital a través de la autovía no debe retrasarse más. Y qué decir de la conectividad área: más conexiones con Madrid y con algún destino nacional e internacional ayudaría a poner a Navarra en el mapa.
Cuando hablamos de infraestructuras no solo nos referimos a transporte de mercancías y pasajeros. También resulta crucial actualizar e invertir en redes eléctricas para poder atender las necesidades que el sector industrial va a demandar en el corto plazo. La electrificación del consumo está llamando a la puerta. Disponer de suelo industrial adecuado y a precios competitivos se hace necesario para atender a los inversores que quieran apostar por nuestra región. El agua sigue siendo un bien escaso y a la vez muy necesario por el tipo de industria asentada en Navarra. Hay que acometer la segunda fase del Canal con celeridad.
La segunda tarea consiste en dotar a la Administración de herramientas que mejoren su relación con las empresas aplicando el concepto de “solo una vez”, por el cual las empresas no tengan que presentar la misma documentación repetidamente en función del departamento que lo solicite e interconectando a la propia Administración. Agilizando los procesos y disminuyendo los plazos en la concesión de licencias y permisos de actividad, empleando declaraciones responsables que tengan garantía jurídica. Recuperando la Ventanilla Única Empresarial, como un punto único en el que las empresas puedan informarse e interactuar con todos los trámites relacionados con la Administración. Implantando la trazabilidad de los expedientes para registrar el tiempo transcurrido en el proceso de gestión…
En esta relación con la Administración quiero destacar que el dinero y las inversiones son miedosas y buscan siempre la seguridad y la estabilidad jurídica. La confianza en la Administración se hace necesaria. Recientemente se ha conocido que la Justicia ha desestimado una demanda que Audenasa presentó en el Tribunal Superior de Justicia de Navarra contra el Gobierno de Navarra por haber eliminado una exención fiscal que la empresa concesionaria de la AP-15 tenía desde su origen. Cambiar las reglas de juego a mitad del partido, como vemos, es posible, pero lo único que se consigue es perder la confianza de los posibles futuros inversores. Un muy mal ejemplo que veremos como termina.
La fiscalidad es otra de las claves a tener en cuenta. Más de uno estará harto de escuchar el mismo mensaje: en Navarra se pagan más impuestos que en el resto de CCAA. IRPF, sociedades, patrimonio… ¿Cómo pretendemos mantener la actual industria y atraer nuevas empresas si fiscalmente no somos competitivos? ¿Cómo atraeremos y fidelizaremos talento, más allá de decir que en Navarra se vive bien? Navarra tiene autonomía fiscal y financiera y debe aprovecharla para atraer inversiones y talento.
Una cuarta “pata” del manifiesto empresarial es la de las personas y el arraigo. Impulsando el diálogo social, fomentando la cohesión territorial, potenciando el crecimiento de las Pymes – muchas de ellas empresas familiares- y promoviendo y poniendo en valor lo que la empresa, y en este caso concreto la empresa industrial, supone de mejora en las condiciones sociales, económicas y territoriales.
¿Por qué es necesario priorizar las medidas? El Gobierno de Navarra, inmerso en la elaboración de la Ley de Industria, ha llevado a cabo un proceso de participación del que han surgido casi 500 propuestas de muy diverso tipo, área de impacto y concreción. No parece por tanto descabellado el intentar priorizar aquellas acciones que creemos deben ser más urgentes por su mayor impacto para la industria navarra, independientemente de su sector, localización y tamaño.
En el ABC de la competitividad regional están las áreas de infraestructuras, fiscalidad… Y eso es precisamente en lo que debería trabajarse: en que Navarra vuelva a ser una tierra donde ciudadanos y empresas quieran venir a instalarse y a trabajar. Estamos orgullosos de nuestra región, de lo conseguido hasta ahora y del potencial del que dispone. ¡Aprovechemos nuestro tesoro!
José María Aracama Yoldi. Presidente del think tank Institución Futuro.