Hace unos días visitó Pamplona el presidente de Caixabank, José Ignacio Goirigolzarri. Un experto en temas económicos al que merece la pena escuchar siempre. No se entiende cómo teniendo primeros espadas a nivel mundial y grandes conocedores de lo que nuestra economía y estado necesitan, parece que tomamos las decisiones sin tenerlos en cuenta. Deberíamos aprovecharlos y escuchar su visión del mundo en general y de la economía en particular.
Porque el mundo actual está cada vez más globalizado y la sociedad cuanto mejor informada esté podrá tomar las mejores decisiones, razonadas e inteligentes. Debemos compartir la información para que la colaboración y cooperación sean la vía de avance. Hay que facilitar y aprovechar las aportaciones de todos, expertos, trabajadores y sociedad civil, entre otros. La afloración de nuevas ideas en nuestros equipos y entorno nos ayudará a buscar mejores soluciones, sabiendo que muchas veces nos tocará tomarlas con información insuficiente. En algunos casos tendremos que utilizar la fórmula de prueba y error sabiendo rectificar a tiempo. Además, en tiempos de incertidumbre como los actuales, como dijo el presidente de Caixabank hay que luchar contra el fatalismo, siendo conscientes de que los principales problemas a los que nos enfrentamos son el cambio climático y la digitalización. Nada nuevo. Siguió exponiendo que los retos a los que se debe enfrentar la economía española son el incremento de la productividad y el ajuste de las cuentas públicas.
Esto último también lo venimos diciendo muchos repetidamente, pero la Administración en este caso mira para otro sitio. Ha llegado el momento de cuadrar las cuentas públicas. No podemos seguir con déficits estructurales y aumentando la alta deuda que estamos soportando. Y para ello animamos a la Administración a que en lugar de incrementar los impuestos se priorice el reducir los gastos, muchos de ellos innecesarios.
Igualmente, Goirigolzarri habló de la importancia de tener un sector financiero fuerte, con unos resultados económicos que sean capaces de atraer capital para que llegue a las empresas y a la economía. Nadie invierte donde la rentabilidad esperada sea menor que el coste de capital. Todo inversor busca una rentabilidad que supere al riesgo que va a soportar. Después de una década donde los bancos han tenido rentabilidades por debajo de este coste de capital, cuando se empieza a ajustar el modelo y los tipos empiezan a subir por la inflación y las entidades financieras empiezan a ver la salida del túnel, el Gobierno entiende que sus resultados son extraordinarios y les exige un nuevo impuesto. Olvidándose de la importancia de su solvencia, este impuesto sin lugar a dudas tendrá efectos negativos en la concesión de préstamos futuros y, por tanto, en la economía.
Por qué no defendemos una economía abierta, competitiva, emprendedora y sostenible en lugar de tanto intervencionismo, que lo único que consigue es lastrar el crecimiento y crear una mala imagen de las empresas. Aún hay quien no comprende que el bienestar social se sustenta en la creación de empleo y riqueza. Y como dijo el presidente de Caixabank, la principal causa de la desigualdad en España está en el desempleo. Defendamos los puestos de trabajo dignos y bien remunerados y, que yo sepa, estos los crean las empresas y los empresarios. Ya es hora que protejamos la reputación e imagen del empresario en lugar de denostarlos: para mejorarla nada mejor que entender su utilidad social. Para reducir el desempleo y crear puestos de trabajo dignos con valor añadido, la clave está en la apuesta que se debe hacer en la formación a lo largo de toda la carrera profesional del trabajador. Mejorar las políticas activas de empleo es otro asunto pendiente: la educación y formación siempre ha de ser de calidad y alineada con las necesidades de mercado. Solo de esta forma conseguiremos mejorar la productividad en nuestras empresas.
En Navarra, bajo el amparo del Amejoramiento de Fuero y la Constitución, partimos de una situación excelente para desarrollar varias de las ideas de Goirigolzarri. Ahora solo hace falta que quienes toman las decisiones, con información y conocimiento, sepan dar en el clavo, sabiendo que las reformas necesarias solo se estabilizarán con acuerdos entre los principales partidos políticos.