“Comienza el curso político en Navarra con un acuerdo de programa de legislatura firmado en verano por el cuatripartito en el que se recogen las prioridades y los compromisos adquiridos. Sorprende y mucho que en dicho acuerdo no se realice ningún tipo de mención al Tren de Alta Velocidad, una infraestructura estratégica para la región que sin embargo no parece prioritaria para el gobierno.
Que con posterioridad el consejero de turno afirme que el TAV se tiene que materializar tranquiliza, pero no lo suficiente. En esta legislatura tendría que acelerarse de manera ostensible el ritmo de construcción y, por tanto, de inversión, en las obras entre Zaragoza y Pamplona, así como en la construcción de la nueva estación en la capital. Tanto como para que en que en 10 años ya pudiéramos tener la alta velocidad de Pamplona a Madrid. Y en 15 ó 20 años, todo el corredor navarro.
Pero si no aceleramos, al ritmo que llevamos de inversión por parte del Estado -233 millones en 11 años- aún tardará en llevar el TAV a Pamplona 35 años. Ojo, solo a Pamplona. El corredor entero, en 60.
El debate sobre si la conexión con la Y vasca ha de hacerse por Vitoria o por Ezkio sencillamente no toca ahora. Por mucho que los partidos se empeñen en defender una u otra opción sin tener todavía los estudios técnicos necesarios para poder tomar una decisión con criterio. Y, sobre todo, ese debate despista del objetivo principal, que debiera ser el de lograr el mayor consenso posible dentro del arco parlamentario para apoyar todos esta infraestructura. Solo así se conseguirá que el Estado invierta lo necesario”.