
La Comisión Europea ha presentado el proyecto de presupuesto de la UE para 2008. Uno de los puntos más polémicos ha sido la reducción de las ayudas directas de mercado a las producciones agrarias. En la práctica, los subsidios se reducirán en un 11 por ciento, en un intento de la Unión de “centrar el presupuesto en los grandes desafíos globales a los que ha de hacer frente la UE en su conjunto”. Si el Consejo de la UE y el Parlamento Europeo dan el visto bueno a las cuentas, 2008 será el año en que por primera vez la partida de “Cohesión y competitividad”, con 57.200 millones de euros, sea mayor que la de “Agricultura y Recursos Naturales”, dotada con 56.300 millones. Dado que la agricultura supone una proporción muy reducida del total de empleos y riqueza de la UE, muchas voces críticas han demandado más recortes.
La polémica con los subsidios agrícolas se encendió aún más a mediados de marzo de este año, cuando se destapó un escándalo en el Reino Unido referente a los fondos europeos. Debido a un vacío legal, cientos de británicos recibieron ayudas por el recorte de unas supuestas actividades agrarias que nunca tuvieron lugar. Este hecho no ha ayudado precisamente a lograr apoyos a los subsidios agrícolas. Resulta lógico que paulatinamente se deje de subvencionar este sector, menos productivo que otros. El que la Unión Europea intente potenciar políticas de competitividad, empleo, I+D+i, redes energéticas y de transporte, tal y como figura en el presupuesto de 2008, es digno de alabanza.