Navarra Capital, 10 de junio de 2017
El presidente del Real Instituto Elcano, Emilio Lamo de Espinosa, apunta en esta entrevista algunas certidumbres desde las que contemplar un escenario mundial que se ha vuelto “extraordinariamente imprevisible”

Al ver su impresionante curriculum uno llega a la conclusión de que si hay alguien que pueda guiarnos sobre la desconcertante deriva que ha tomado la política mundial es Emilio Lamo de Espinosa. Por eso, el título de la conferencia que pronunció recientemente en Pamplona –Competir sí ¿pero en qué mundo?- resultaba inquietante, porque parecía dar a entender que tampoco alguien tan informado lo tenía claro.

Al iniciar la entrevista le transmitimos nuestros temores y responde, dando muestras de su erudición, que Ortega y Gasset dijo, en una tesitura parecida, “no sabemos lo que nos pasa y eso es lo que nos pasa”, y que el matemático Nassim Nicholas Taleb apunta en su libro ‘Los cisnes negros’ que cuando los eventos poco probables se acumulan, al ser inesperados resultan muy disruptivos: “A eso es a lo que estamos asistiendo últimamente, estoy pensando en el Brexit, un fenómeno que en buena medida ocurrió porque no se esperaba, de lo contrario probablemente no hubiera ocurrido, estoy hablando también de la elección de Donald Trump, de aquélla primavera árabe que fue toda una sorpresa , como fue también lo ha sido el invierno que la ha seguido, lo que ha ocurrido en Turquía, lo que está ocurriendo en Rusia, el ascenso espectacular de China… en definitiva estamos ante un mundo nuevo y el futuro no es lo que era”.

Lamo de Espinosa parece tan sorprendido como cualquiera: “Nadie, nadie hubiera imaginado hace cinco años este panorama, hubiésemos apostado por la continuación del proceso globalizador, con la posible incorporación de China… eso lo podíamos entender, pero que los dos países que durante 300 años han proyectado por el mundo a occidente y sus valores, la democracia, el libre comercio, el estado de derecho, pretenden ahora protegerse con barreras, y que China, que tradicionalmente ha vivido aislado del mundo y para eso construyó la gran muralla, se esté transformando en el adalid del libre comercio, abriendo caminos para vincular todo Occidente… El mundo patas arriba”.

Al pedirle su pronóstico global sobre el devenir de la política internacional argumenta que “es muy difícil establecer un horizonte, sólo tenemos certezas de corto plazo porque el mundo se ha vuelto extraordinariamente imprevisible”. Pero algo tiene que mantenerse, insistimos, porque de lo contrario el planeta iría a la deriva, y nos da la razón: “Hay tendencias de fondo que sabemos que van a continuar. Por ejemplo, ya sabemos claramente que hemos entrado en un mundo poseuropeo”.

Eso ¿en qué se traduce? El presidente del Instituto Elcano explica que Europa tenía el 25% de la población mundial a comienzos del siglo XX, el 20% a mediados del siglo pasado, y ahora el 7% “y bajando”. África ronda el 20%, Europa y las dos américas otro 20% y Asia el 60%. Más datos: en el África subsahariana la edad media está por debajo de los 20 años, en el norte de África en los 20, y en Europa en 45 “y envejeciendo”. El problema es que la divergencia demográfica ha generado una divergencia económica, “las potencias demográficas, en la medida que adquieren tecnología, aumentan sus niveles de productividad y hoy ya China es, en paridad de poder adquisitivo, la primera potencia mundial, por encima de Estados Unidos, e India, que crece a ritmos del 7%, es la tercera y ha sobrepasado a Japón”.

Pero a su vez, inevitablemente, el poder económico se transforma en poder político. China tiene una economía muy potente y va por el mundo comprando productos y voluntades, lo que le permite ganar votaciones en la ONU y organismos internacionales, y finalmente los países que son potencias económicas y políticas se transforman en potencias militares, señala Lamo, quien vuelve al caso de China: “Es una gigantesca aspiradora de recursos de todo tipo, 1.300 millones de habitantes creciendo al 7% necesitan hierro, cobre, aluminio, carne, cemento, lo que quieras en cantidades ingentes que se lo suministran otros países. Casi todo le viene por mar, el 80% a través del estrecho de Malaca, por eso se está dotando de una armada oceánica, ya tiene un portaaviones y está ensamblando el segundo, un montón de submarinos… ” A partir de ahí vuelven las dudas.

“Hay que preguntarse tras este 2016 dramático para el viejo Occidente es si el populismo que ha arrastrado a Gran Bretaña fuera de Europa, o el que ha permitido que Trump tome las medidas que está tomando son un accidente, una reacción irritada que puede desvanecerse, o una tendencia. No está claro”. Y mientras tanto, Europa se ha quedado sola, “porque aunque Trump tiene razón cuando dice que la Unión debe hacer muchos más esfuerzos en materia de defensa, no tiene sentido hacerlo si el hermano mayor no está dispuesto a respaldar y hacer valer el tratado de la OTAN, de modo que Europa tiene que tomar en sus propias manos su destino. ¿Será capaz? Un primer ministro británico dijo en una ocasión que en Europa hay dos tipos de países, los que son pequeños y los que todavía no saben que son pequeños, y por tanto o nos unimos o no tenemos nada que hacer frente a esas superpotencias, no tendremos presencia”.

“Por vez primera, toda Europa ha reaccionado unida frente al Brexit y Trump”

Le indicamos que tal vez era el revulsivo que necesitaba la Unión Europea, y Lamo de Espinosa coincide en que puede serlo: “Es cierto, cuando ocurrió el brexit todo el mundo temía un efecto contagio, y la elección de Trump también ha preocupado porque no entiende la Unión Europea, ni la aprecia. Pero al final estos dos elementos han tenido un efecto de vacuna, el efecto federalizador externo ha sido más importante que el tóxico causado por ambos acontecimientos y, por vez primera, toda Europa ha reaccionado unida frente al brexit y Trump”. Por fin la esperanza en el horizonte, aunque “aún tenemos por delante décadas complicadas”. Tras un ciclo electoral “del que hemos salido milagrosamente bien, hay razones para esperar que se pueda restablecer el eje franco-alemán que, con el apoyo de otros países, incluida España, podría revitalizar la Unión y poner sobre la mesa una agenda positiva y práctica de profundizar en el mercado único, en la gobernanza económica, cuestiones de seguridad, defensa, fronteras…”.

Un relanzamiento que ya se percibe en una mejora la opinión europea sobre la Unión: “Sí, hay razones para un cierto optimismo”. Además, “puede jugar un papel esencial como moderador, como modelo y como ejemplo del único orden político que se ha conformado sumando soberanías y no confrontándolas, y además sigue siendo la región de mayor calidad de vida de todo el planeta, la mayor calidad de vida que ha habido en toda la historia, nunca jamás tanta gente ha tenido tanta seguridad, tanta libertad y tanta prosperidad, nunca”.

¿Qué papel tiene reservado España en este nuevo concierto político? Lamo de Espinosa dice que España tiene la ventaja de ser “uno de esos países pequeños que sabe que es pequeño”. La brutal crisis económica y el posterior impasse hasta que pudo formarse el actual Gobierno “le han impedido jugar un papel protagonista que sí tuvo tras la incorporación en 1986. Ha sido protagonista en la política de la Unión, con iniciativa y liderazgo, y en este momento que parece que sale de la crisis y tiene una relativa estabilidad política empieza a ser tomada en consideración. Estamos de nuevo en el núcleo de construcción de Europa, y nos va mucho en ello”.

“España se ha recuperado de la imagen de país en crisis y en decadencia, y la corrupción no ha afectado a su imagen en el exterior”

La sucesión de escándalos que genera la corrupción protagonizados por políticos del partido del Gobierno, además de crispar al país ¿pueden dañar la credibilidad de España y apartarle de los foros de decisión europeos? El presidente del Instituto Elcano cree que no: “La corrupción desmoraliza, aún más en situaciones de crisis y de austeridad, y la combinación de ambos factores ha causado un gran malestar y un daño enorme a los partidos tradicionales. Siempre será condenable pero si la economía mejora la irritación irá reduciéndose y, en cualquier caso, no hay tanta como parece, o por decirlo de otro modo, hay mucha pero está concentrada. Hay una enorme corrupción política vinculada a las prácticas de algunos partidos durante los últimos años, pero no hay que generalizar, y los estudios de imagen de España en el extranjero que hacemos en el Instituto Elcano vemos que eso no le ha afectado, y también vemos que se ha recuperado de la imagen de país en crisis y en decadencia”. En este sentido, nos informa de que ‘The Economist’ considera a España una de las 19 democracias plenas existentes en el mundo, y la sitúa en el puesto 17. Noruega es la primera, la siguen Suiza, Suecia, Islandia, Alemania y Austria, sin embargo no aparecen Italia (21), Francia (24), Portugal (28) o Israel (29), “que son considerados países con democracias defectuosas, como Estados Unidos, que ocupa el puesto 21”.

Institución Futuro
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