El ponente explicó la trayectoria de Obenasa, un grupo constructor familiar fundado en 1979 que en la actualidad cuenta con 450 empleados y un volumen de negocio de 135 millones de euros. Su ámbito de actuación se extiende a todas las provincias españolas y realizan tanto obra civil como edificaciones. Desde 2008 están también presentes a nivel internacional en Chile, un país que escogieron siguiendo criterios de seguridad personal y jurídica, poseer estabilidad política y económica, por tener un idioma conocido y una buena práctica de negocios. Nos planteamos estas pautas y tras estudiar estas variables, el primer país de la lista fue Chile.
Algunas de sus obras en Chile tienen que ver con la reconstrucción después del terremoto vivido en este país. Además, están inmersos en la obra de una central hidroeléctrica al sur del país y en un centro cultural de la ciudad de San Antonio, además de la construcción de 231 viviendas sociales.
La razón principal para plantearnos salir fue que el contexto en España era desfavorable, y eso no lo podíamos cambiar. Aunque el 2011 será ya su primer ejercicio con ganancias en Chile, Jordán admitió que su principal mercado sigue siendo el nacional, por lo que a la hora de internacionalizar se ha de tener muy claro qué recursos económicos y de personal se quieren invertir, para que el proceso esté controlado. Cuando en el año 2007 Obenasa se planteó el salir al exterior, observaron que aún les faltaban muchos aspectos que mejorar, como el conocimiento sobre otras regiones, el intercambio de experiencias, la formación en idiomas, etc. Ese proceso de puesta a punto les llevó casi tres años, hasta que en 2010 consiguieron su primera obra. Su objetivo para 2015 es que su negocio en el extranjero suponga el 35% de su actividad y el 15% de resultados.
El presidente de Obenasa reconoció que en estos años se han encontrado con problemas propios del país, como son barreras culturales, una productividad mucho menor que en España y, sobre todo, una tremenda burocracia que ralentiza todos los procesos y que, de manera sorprendente, allí lo entienden como algo positivo porque creen que así se aseguran que no vaya a haber problemas futuros. También tuvieron dudas a la hora de decidir si en su salida iban solos o con algún socio, y en este último caso, si el socio tenía que ser local o de España. Al final, optaron por una y otra solución dependiendo de las características específicas de cada proyecto.
Las recomendaciones que el ponente realizó tras su experiencia fueron, en primer lugar, enviar a expatriados de confianza y, por lo tanto, estar dispuestos a mandar a los mejores y tener un buen programa de repatriación para que accedan a irse. Además, sólo se debe salir fuera si la empresa es solvente, puesto que requiere una inversión importante: el mito de que se puede salir fuera para sanear la empresa es falso; sólo hay que internacionalizar si se tiene ya una posición de fortaleza. Por último, insistió en que los proyectos internacionales deben integrarse dentro de la organización, no ha de entenderse como algo ajeno y añadido.
Sobre el ciclo de seminarios
Este ciclo de seminarios sobre internacionalización de la empresa, de entrada libre previa confirmación en Institución Futuro (info@ifuturo.org), pretende impulsar a las empresas a competir en el exterior mediante el intercambio de experiencias de empresas navarras que han diseñado estrategias para acceder a mercados distintos del nacional y que compiten con entidades de otros países.