Navarra Confidencial, 9 de enero de 2019

El último boletin de Institución Futuro aporta nuevos datos reafirmando que el horizonte económico se está ensombreciendo. Según los datos publicados por el Instituto de Estadística de Navarra, la confianza de los consumidores navarros comenzó a descender acusadamente en el segundo trimestre de 2018, para alcanzar en el cuarto trimestre su peor dato de los últimos años. Los resultados de Navarra se encuentran muy por debajo de la media nacional y de la Unión Europea.

 

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El Índice de Confianza del Consumidor (ICC) es un indicador importante que mide el optimismo de la población sobre la evolución de la economía. En concreto, se divide en cuatro áreas: situación económica general esperada, situación económica del hogar, expectativas de paro y expectativas de ahorro. En el cuatro trimestre de 2018 las puntuaciones de todas y cada una de las áreas sufrieron caídas.

 

 

Institución Futuro señala que este indicador sirve para tomar el pulso sobre la percepción que tienen los ciudadanos sobre el rumbo económico, y que “está claro que en Navarra la percepción no es optimista”. Más aún, se podría añadir que la confianza del cosumidor tiene un cierto componente de profecía autocumplida. O sea, ¿cae la confianza del consumidor porque se deteriora la economía o se deteriora la economía porque cae la confianza del consumidor, el cual ralentiza el gasto y paraliza la inversión? Sea como sea, se acaba entrando en una espiral descendente y el resultado es el mismo.

 

La confianza del consumidor, por otro lado, no es sino un dato más entre otros que se vienen produciendo, los cuales van desde la inversión de la curva de tipos en los EEUU hasta el desplome global de los mercados financieros, pasando por el hecho de que Alemania lleva ya un trimestre de crecimiento negativo y acaba de publicarse un muy mal dato de producción industrial, lo que la coloca al borde de la recesión. La palabra maldita, “recesión”, empieza a aparecer en múltiples análisis como una variable cada vez más familiar, lo que por ejemplo incide con los efectos antes descritos en la confianza del consumidor. Si realmente viene una recesión o no nadie lo puede saber a ciencia cierta, pero parece incuestionable a estas alturas que la economía global, tras varios años de bonanza, va a experimentar como mínimo un frenazo y una desaceleración.

 

Para que la economía funcione los gobiernos en general no tienen que hacer casi nada. Basta con que no molesten. Con que no penalicen la inversión y el emprendimiento. Con que que no generen incertidumbre. Con que sean business friendly. O sea, que a todos los problemas que se pueden acumular durante una desaceleración, en el caso particular de la Comunidad Foral hay que sumar un factor negativo añadido al que podríamos llamar prima de riesgo institucional.

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Institución Futuro
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