Miércoles, 23 de noviembre de 2011, 19 hs, sede de la Confederación de Empresarios de Navarra (CEN)
La política después de la indignación. Reflexiones en torno al 15-M, la desconfianza ciudadana y la transformación de la democracia

Daniel Innerarity, filósofo, explicó que el movimiento de los indignados en España no es revolucionario, sino que pretende estimular a la opinión pública. Añadió que los tiempos venideros son de desilusión democrática, por el desencanto existente con la clase política.

Así lo expuso el miércoles, 23 de noviembre en la conferencia organizada por Institución Futuro (www.ifuturo.org) con la colaboración de Diario de Navarra, Onda Cero y la Confederación de Empresarios de Navarra (CEN), en cuya sede se celebró el evento. El ponente fue presentado por Javier Troyas y Belén Goñi, presidente y directora general respectivamente de Institución Futuro.

 

 

Bajo el título de “La política después de la indignación. Reflexiones en torno al 15-M, la desconfianza ciudadana y la transformación de la democracia”, Innerarity subrayó el hecho de que el movimiento de los indignados, el llamado 15-M, ha sido un catalizador, y ha puesto sobre la mesa temas poco atendidos, como son las contradicciones del propio sistema político. Este movimiento no posee un programa político, por lo que a la hora de traducirlo en medidas, reformas y procesos, habrá discrepancias, pero no por eso pierde legitimidad. “El 15-M no es un movimiento revolucionario, no pretende general un cambio por sí mismo, es un movimiento expresivo“, es decir, envía un mensaje que hay que saber escuchar y traducir a la política.
El hecho de que exista desconfianza ciudadana resulta positivo, “porque es señal de que la sociedad es más exigente”. Ahora bien, la indignación no es suficiente, es más difícil encontrar a personas que estén a favor de algo concreto e identificable. “No tendremos una sociedad democrática madura hasta que no seamos capaces de hacernos cargo de la complejidad del mundo en el que estamos”, al igual que “debemos aprender a juzgar a los políticos con benevolencia, o no tendremos autoridad como ciudadanos para realizar críticas”.
Respecto a la situación de la política a día de hoy, destacó que a ésta “se la ha despojado del carácter de acción que puede producir un cambio mejor, y esto no es una buena noticia”. En muchas esferas de la sociedad se están produciendo cambios y avances, la innovación es constante, pero frente a estos cambios la política es un ámbito que da imagen de paralización y rutina. “Ya no es un lugar donde se configura el cambio; ahora es un espacio donde se administra el estancamiento”.
En este sentido, la democracia hay que entenderla como un sistema en el que existen una tensión entre las instituciones y “la calle”. De hecho, según el ponente, muchos avances institucionales no se han producido por el propio sistema político sino por las demandas ciudadanas, pero “suponer que “la calle” es necesariamente mejor que las instituciones es un error”, porque entre la ciudadanía existen también movimientos regresivos, presiones, representaciones ilegítimas… En definitiva, “la calle enrique, pero no puede sustituir a la labor política”. De acuerdo con Innerarity, el gran problema actual no es el distanciamiento de las élites frente a la sociedad, sino la excesiva cercanía de los políticos, que son vulnerables a las presiones de cada momento y a corto plazo”.
Asimismo, definió la actividad política como “decepcionante”, porque “nunca se consigue lo que se quiere”. Es más, “lo que constituye a la política democrática es la organización de la frustración colectiva y la organización de la decepción“. Respecto a la representatividad de los políticos, tan criticada, subrayó la necesidad de que exista una mediación para que sea posible construir la voluntad popular. “De la representación nunca se podrá prescindir”. Acceso a fotografías del evento: http://www.flickr.com/photos/institucionfuturo/sets/72157628142959395/

Institución Futuro
Share This